domingo, 27 de octubre de 2013

Niños y mandalas





Un mandala es, en idioma Sánscrito, un círculo. Círculo constituido por una serie de figuras que danzan alrededor de un punto central. Su origen data de hace miles de años en la India, y durante la historia la utilización de mandalas se ha ido extendiendo a prácticamente todas las culturas, de modo que es fácil observar formas mandálicas en los rosetones de las catedrales cristianas, en manifestaciones mayas, en la cultura celta...  

La contemplación de un mandala concentra nuestra mente en un punto y nos permite tranquilizarnos y calmar nuestra energía, nuestros estados de inquietud. Centrarse en un mandala -tanto observándolo como confeccionándolo- genera en nuestro cuerpo y en nuestra mente los beneficios de una meditación activa. Nos ayuda a relajarnos y a encontrar la paz en medio de las dificultades de nuestra vida diaria.  Por ello es una herramienta maravillosa para trabajar con niños, porque les aporta innumerables beneficios.

El trabajo con mandalas desarrolla, en el ámbito cognoscitivo la fluidez, flexibilidad y originalidad en las ideas del niño. En el ámbito afectivo y social desarrolla actitudes creativas frente a las distintas situaciones que se le presenten. En el ámbito psicomotor favorecen que el niño se exprese de forma creativa con el uso de distintas técnicas plásticas.



Los mandalas que se trabajan con niños son sencillos, dependiendo de su edad, y suelen contener elementos divertidos. Lo importante es que el niño elija el mandala que quiere rellenar y decida los colores y elementos que irá utilizando. Nosotros como adultos no debemos intervenir en ese proceso, salvo que ellos nos pidan que colaboremos en él.

Cuando el niño ya tiene conocimiento de lo que es un mandala, podemos invitarle a que cree su propia composición. Bien a través de la pintura, del collage, o de otras muchas técnicas, este proceso creativo generado por él mismo, le inducirá a un proceso de concentración, calma y autoconfianza que le irá nutriendo enormemente en su crecimiento interior y en su relación con su entorno.


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