jueves, 5 de junio de 2014

Transitando



Con tiempo y con práctica he aprendido a no evitar mis sentimientos.

Las experiencias de dolor me enseñaron que hasta que no las transitara poniéndoles plena atención,  no se irian nunca. Como mucho, me dejarian en paz -y tampoco tanto- lo que  dura una tarde de cervezas y kalimotxos, o una peli en el cine, o una quedada con amigos jugando a despistar las penas.

Pero la vida es muy lista y me va a seguir recordando que tengo algo pendiente, por mucho esquinazo que crea dar a los sentimientos jugando al escondite. ¿Por qué si acepto la alegria y la disfruto, no acepto también la tristeza y el dolor como parte de un todo que me hace evolucionar si profundizo en ella?

Estoy en una experiencia dual. Todo tiene su cara y su cruz. Nada es bueno en su totalidad ni es malo totalmente. ¿Acaso siempre me comporto "bien"? ¿Y siempre "mal"?
Lo quiera o no vivo esta realidad -o este sueño,  según como se mire- experimentando ambas facetas: alegria-tristeza, bondad-maldad, amor-miedo... y hasta que no transite estos espacios duales estaré coja. Coja de plenitud y de armonia.

Asi que... cuando detecto un sentimiento molesto o doloroso, me intento hacer amiga de él y poner toda mi atención en escucharle... tal y como me gustaria que hicieran conmigo. A fin de cuentas, un sentimiento es una energia viva, latente, que me pide a gritos que le haga caso.  Como un niño chiquitín que pide atención. Como yo misma, al fin y al cabo...


No hay comentarios:

Publicar un comentario