viernes, 18 de julio de 2014

Sendas



Hemos elegido el camino que estamos transitando.

De hecho, todas nuestras decisiones van configurando ese camino. Aunque en ocasiones nos lamentemos por lo que nos sucede, lo cierto es que en gran parte, lo que nos ocurre viene dado por las decisiones que hemos tomado en relación a cómo queremos transitar nuestra vida. Y ello tiene que ver con la forma en que caminamos.

Podemos caminar a ciegas, dejándo que los sucesos nos bamboleen , o podemos caminar conscientemente haciéndonos cargo de lo que nos sucede e ir tomando la responsabilidad de nuestras decisiones, sabiendo que nuestra actitud en la vida es la que nos dará frutos bellos y jugosos, o por el contrario impedirá siquiera que nuestro árbol florezca.

Debemos comenzar a ser consecuentes con el camino que vamos eligiendo a cada instante. Nadie va a caminar por nosotros. Nadie se va a hacer responsable de nuestros dolores, ni de nuestras alegrías. Sólo nosotros tenemos ese poder.

Y me viene a la mente un bello escrito de Paolo Coelho:

Desde el momento en que comienza a andar, un guerrero de la luz reconoce el Camino.
Cada piedra, cada curva, le da la bienvenida. Él se identifica con las montañas y los arroyos, ve un poco de su alma en las plantas, en los animales y en las aves del campo (...)
(...) Algunas noches no tiene dónde dormir, otras sufre de insomnio. "Esto forma parte del juego -piensa el guerrero-. Fui yo quien decidió seguir por aquí".
En esta frase está todo su poder: él escogió la senda por donde camina ahora, y no tiene motivo para protestar.

Con amor,
Ángeles



miércoles, 16 de julio de 2014

Soñando



"Ten cuidado con tus sueños. Son la sirena de las almas. 
Ellos cantan. Nos llaman. Los seguimos y jamás retornamos"

Gustave Flauvert




sábado, 12 de julio de 2014

El árbol de la vida



Somos los que somos debido, en una pequeña parte, a nuestras experiencias y en una gran parte a lo recibido de nuestra familia. No sólo de nuestros padres, sino también de todas las generaciones anteriores a ellos. Todos los que me preceden forman parte de mí. No nos corresponde juzgar sus vidas, sino respetarlas, agradeciéndoles a todos ellos el mayor milagro: habernos dado la vida.

Una vida que tenemos para construir y desarrollarnos plenamente enfocándonos en crear y caminando a nuestra manera. No para mirar hacia atrás y juzgar o rechazar los comportamientos de nuestros padres, abuelos y demás antepasados... Ellos lo hicieron lo mejor que supieron y pudieron.

Hay un precioso escrito del monje budista Thich Nhat Hanh que no puede expresar mejor el agradacimiento a todos nuestros ancestros. Sentir y pronunciar estas palabras desde el corazón, hace que nos reconciliemos con nuestras propias resistencias y miedos, honrando a todos aquellos que forman parte de nosotros, y reconociendo su esfuerzo por intentar transmitirnos su amor -aún cuando no pudieron o no fueron capaces de poder expresarlo-

Este bello escrito dice así:

En agradecimiento, me postro ante todas las generaciones de antepasados de mi familia biológica. Veo a mi madre y a mi padre, cuya sangre, carne y vitalidad corren por mis propias venas y alimentan cada célula de mi cuerpo. A través de ellos veo a mis cuatro abuelos. Sus expectativas, experiencias y sabiduría me han sido transmitidas a través de innumerables generaciones de antepasados. Llevo en mí la vida, sangre, experiencia, sabiduría, felicidad y dolor de todas las generaciones. Practico para transformar el sufrimiento y los demás elementos susceptibles de ser transformados. Abro mi corazón, carne y huesos para recibir la energía de la visión interior, del amor y de la experiencia transmitidos por mis antepasados. Veo que el origen de mis raíces procede de mi padre, mi madre, mis abuelos, mis abuelas y todos mis antepasados. Sé que sólo soy la continuación de este linaje ancestral. Por favor, apóyame, protégeme y transmíteme tu energía. Sé que dondequiera que los hijos y nietos estén, los antepasados también están allí. Sé que los padres aman siempre y apoyan a sus hijos y a sus nietos aunque no siempre sean capaces de expresarlo eficazamente por culpa de las dificultades que han tenido. Veo que mis antepasados han intentado construir un modo de vivir basado en la gratitud, la alegría, la confianza, el respeto y el amor compasivo. Como continuación de mis antepasados me postro profundamente y permito que sus energías fluyan a través de mí. Pido a mis antepasados que me apoyen, me protejan y me den fuerza

Con amor,
Ángeles



viernes, 11 de julio de 2014

Gran luna



... Dicen que la luna llena de mañana será la más cercana a la tierra, que se verá grande y brillante...

Llevo contándole secretos a la luna desde hace unos días, acompañándola en su crecimiento luminoso, así que, ¿cómo faltar a la cita con ella el día que se pondrá sus mejores galas?.

Allá acudiré para aullar y cantarle, de nuevo, a la abuelita luna



Decisiones y caminos




Las decisiones que tomamos a cada instante van configurando nuestro camino, dejando atrás otras alternativas que nos hubieran llevado hacia otros escenarios. ¿Qué decisión hubiera sido la mejor? Sin duda no lo sabremos. Lo único cierto es que cuando tomamos una decisión, lo hacemos siempre lo mejor que podemos en ese momento. Aunque a posteriori nos culpemos por no haber tomado otra, esa flagelación no es más que un autoengaño, porque lo cierto es que el contexto, la experiencia y los condicionantes del momento fueron los que nos empujaron a actuar de esa manera y no de otra.

Es tiempo de mirar hacia adelante. Podemos responsabilizarnos de lo que generaron nuestras decisiones si ello causó dolor, reparando ese daño de manera consciente desde la intención con el corazón. Pero no podemos seguir cargando con culpas que nos hacen arrastrar nuestros pasos, impidiéndonos avanzar.

Liberar las culpas supone un trabajo de aceptación. Aceptación del dolor que hemos causado a otros, aceptación del dolor que nos hemos causado a nosotros. Integrar ese dolor, sentirlo, y comprender porqué se instaló en mí, hace que sea más fácil poder liberarlo para seguir avanzando en la vida.

Decidimos a cada instante. A cada momento tomamos microdecisiones -casi siempre inconscientemente- que van configurando nuestras vidas. Responsabilizarnos de ellas y asumir sus consecuencias -tanto para "bien" como para "mal"- es un ejercicio de vida que nos ayuda a seguir creciendo, a seguir experimentando y sobretodo a ser más conscientes de que actuamos de la mejor manera que podemos y que sabemos a cada momento.

Esa toma de consciencia es lo que nos hace ir avanzando hacia otra forma de decidir. Dejando a un lado la racionalidad y escuchando nuestro más profundo sentir. Nuestra alma nos habla. Sólo hay que escucharla.

Cuanto más camino, más percibo que las decisiones que tomo con el corazón son las que más plena me hacen sentir...

Y me hago eco de las enseñanzas de Don Juan:

"¿Tiene corazón este camino?
Si tiene, el camino es bueno; sino, de nada sirve.
Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no.
Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida.
Uno te hace fuerte; el otro te debilita."

Con amor,
Ángeles