domingo, 17 de noviembre de 2013

Consumismo espiritual




En estos tiempos revueltos, en los que existen miles de cursos y talleres que nos ofertan innumerables maneras de encontrar nuestra espiritualidad, en las que el crecimiento personal se vende como quien vende tónicos mágicos que automáticamente van a transformar nuestras vidas y nos van a quitar nuestros sufrimientos, en estos momentos en los que es muy fácil dejarnos llevar por esa otra forma de mercadeo, parémonos un poco a reflexionar.

Seamos conscientes de qué se nos ofrece y qué es lo que me va a hacer crecer. No busquemos milagros que nos solucionen la vida desde afuera. Nadie puede solucionar nuestra vida más que nosotros mismos. En cuanto asumimos esa responsabilidad, puedo tomar conciencia del trabajo que puedo hacer conmigo mismo, y seleccionar el curso, el taller, o la persona que puede, a través de su propia experiencia, darme pautas para crecer. Pero lo que no puedo hacer es delegar mi responsabilidad creyendo que mi transformación me la pueden hacer otros. Eso no es posible.

Toma las herramientas que te llegan, las personas que realmente conectan contigo, pero siendo siempre consciente de lo que quieres, de lo que hay detrás y poniéndote manos a la obra. Tú eres la única persona que puede transformar tu vida. No olvides nunca que el mejor maestro es uno mismo.

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