viernes, 24 de julio de 2015

Agua de las entrañas





Huellas de mis antepasados

Manantiales que permitieron acumular su agua en espera de soltarla para regar el maiz y los pimientos. Turnos rigurosos para nutrir la tierra, donde el agua se apreciaba como valioso oro.
Obras ingeniosas que han dejado un paisaje de abrazo entre lo humano y la Madretierra.

Poza que la abuela visitaba con el candil por la noche, tapando la salida para que, a la mañana siguiente, el regalo acumulado de las entrañas de la tierra, fuese liberado en la pequeña huerta en medio del monte.

Poza que acogía, hasta hace bien poco, un vaso de cristal invitando a beber de sus aguas cristalinas.

Poza que me recuerdas los paisajes vividos por mis ancestros, para darme una lección de humildad: mi paso por la vida es sólo un segundo de eternidad.
La poderosa presencia de la Madretierra ha estado y seguirá estando a pesar de mi. A pesar de todo. Afortunadamente.

Ángeles  


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