jueves, 22 de noviembre de 2018

Me declaro egoista





Me declaro egoísta…

El día que no pueda perderme en tus entrañas, que no pueda descubrirte sin tener que buscarte, el día  que tus rincones aparezcan  en guías y lleguen hasta allí carreteras, y hagan merenderos, y pasos de madera para observar tus fervenzas… El día en que seas de fácil acceso, de fácil encuentro... ese día, moriré un poco.

No quiero que me lo pongan fácil, ni que muestren tus rincones íntimos como quien muestra un escaparate de atractivo consumo. No quiero que la magia que respiro cuando descubro tus musgos, tus aguas y tus piedras, desaparezca.

Eres tierra de intimidad. De introspección. Tierra de estar con uno mismo. De ir hacia adentro. Tierra de caos natural, no de orden controlado. Tierra sin indicadores ni señales. Tierra que invita a perderse y a dejarse llevar.
Así, sin brújula, me encuentro con tu poder. En tu territorio. Con tus reglas, con tu acogida y a veces también con tu rechazo. Y  te veo. Tú eres la grande y la sabia. Y yo te miro como un bebé mira embelesado a su madre.

Tierra de zarzas, de robles, de castaños, de buenas hierbas, de abuelos que reciclan cachivaches poco glamurosos para sus huertas. Tierra hermética y desconfiada, que aún resiste con sus cocinas de leña y sus húmedos caminos de granito. Tierra que amo así. Porque haces posible mi propio reencuentro y descubro lo sencillo de la vida.

 No te deseo llena de letreros, ni de accesos fáciles. Quiero descubrirte, tropezarme con tu piel, con tu aliento, con tu sangre… Te quiero así,  inquietante cuando me pierdo en tus aldeas de caminos estrechos. Hermosa cuando me encuentro con un paisaje de duendes y salamandras. Plena cuando tu lluvia me baña y las aguas de sal me salpican en tus acantilados.

Me declaro egoísta… porque no quiero que cambies. No quiero que te cambien… Porque tus silencios, tus entresijos, tus laberintos y tus misterios son los que me hacen crecer de verdad. Te amo así… Ojalá no te cambien…Y si lo intentan, ojalá que cubras con un manto de musgo y zarzas todos los intentos de hacerte más accesible, los intentos de amansarte, los intentos de destapar tu magia…  

Ámote, terriña. 
Ángeles 




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